El rosario
"Let Our Faith Be Your Strength" por Camille Engel, 2010
¿Por qué el rosario?
De entre todas las posibles prácticas, ¿por qué el rosario? Lo cierto es, querido lector, que cuando lo tomo entre mis manos, es como acceder a mi pequeño santuario. Es un acto muy simple pero a la vez ¡...!
Su uso para la práctica de la meditación y la oración se remonta a miles de años atrás. Encontramos rosarios en todas las disciplinas y religiones del mundo. Por ejemplo, en el cristianismo, se sabe que los Padres y Madres del Desierto de los siglos III al V utilizaban piedrecitas e hilos anudados para contar sus oraciones.
El rosario es una herramienta que nos ayuda a centrar la atención y nuestro ser. También nos permite saber cuántas veces repetimos una frase o palabra. Cultivar nuestra atención de forma tranquila pero activa es esencial. Somos aquello que atendemos y la forma en que atendemos algo determina la calidad de esa relación dada. Los místicos están de acuerdo en que, para acercarnos a Dios, primero debemos cultivar nuestra interioridad, y esto incluye nuestra atención. Si podemos enfocarnos en una cosa, podremos centrarnos en Dios cuando Él nos muestre su rostro en esos momentos de gracia espontánea, sin distraernos en minucias.
¿Cómo se reza?
El rosario consta de tres oraciones centrales: la oración para la Madre (Ave María), la oración para el Padre (Padre Nuestro) y la oración de agrupación (Gloria).
Pasos
1. Haz la señal de la cruz.
2. Sujetando el crucifijo, recita el Credo de los Apóstoles.
3. En la primera cuenta, reza un Padre Nuestro.
4. Reza un Ave María en cada una de las tres cuentas siguientes.
5. Reza el Gloria.
6. Antes de comenzar cada una de las cinco decenas, anuncia el Misterio. A continuación, reza el Padre Nuestro. Continúa con la decena.
7. Mientras tocas cada una de las diez cuentas de la decena, reza las Ave Marías a la vez que meditas sobre el Misterio. Al final, reza un Gloria y la oración de Fátima.
8. Después de rezar las cinco decenas, reza un Salve Regina.
Ave María
Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo.
Bendita eres Tú entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén
Padre Nuestro
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino; hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.
Gloria
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Fátima
Con las tres oraciones anteriores, ya se puede rezar el rosario. Hay personas que, después del Gloria, dicen también esta oración adicional:
Oh Jesús, mío, perdónanos, líbranos del fuego del infierno.
Lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas.
Credo de los Apóstoles
Creo en Dios, Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo,
Nuestro Señor,
Que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir
a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna.
Amén
Salve Regina
Dios te salve, Reina
y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra;
Dios te salve.
A ti llamamos
los desterrados hijos de Eva;
a ti suspiramos, gimiendo y llorando
en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos
misericordiosos;
y después de este destierro,
muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
¡Oh, clementísima, oh piadosa,
oh dulce Virgen María!
Los misterios
Gozosos
Lunes y sábado
La Anunciación del Ángel Gabriel a María.
La visita de María a Isabel.
El nacimiento de Jesús en Belén.
La presentación de Jesús en el Templo.
El hallazgo de Jesús en el Templo.
Dolorosos
Martes y viernes
La agonía de Jesús en el huerto de Getsemaní.
La flagelación de Jesús en el Pilar.
La flagelación de Jesús en el pilar.
Traslado de la cruz.
Crucifixión y muerte de Jesús.
Gloriosos
Miércoles y domingo
La Resurrección de Jesús.
La Ascensión de Jesús al Cielo.
La bajada del Espíritu Santo en Pentecostés.
La Asunción de María al cielo.
La coronación de la Virgen en el cielo.
Luminosos
Jueves
El bautismo de Jesús en el Jordán.
Las bodas de Caná.
El anuncio del Reino.
La Transfiguración.
La institución de la Eucaristía.
Saint Brigid's Well en Clare, Irlanda
Novenas y coronillas
Existen muchas novenas y coronillas, y es decisión personal hacer las que se consideren oportunas. Ambas pueden estar dedicadas a la Virgen, a Jesús, a Santos...
Una novena son nueve días de oración, generalmente con una intención. Aunque suelen ser los nueve días seguidos, también se pueden hacer nueve momentos en un mismo día, nueve días de la semana (p.e. los viernes).
Una coronilla es similar al rosario pero en cierta manera diferente. Se suelen usar cuentas/nudos para marcar las oraciones que son concretas. Algunas se hacen con el rosario tradicional y otras incluyen "un rosario adaptado".